¿Quiénes fueron lxs rebeldes de Kronstadt? Lxs discípulxs de Lenin y Trotsky han basado sus esfuerzos por racionalizar la violenta represión contra el levantamiento de Kronstadt, en gran medida, en las acusaciones hechas por sus líderes sobre la política y los antecedentes de clase de los marineros, soldados y trabajadorxs que participaron en el levantamiento. Para completar nuestra retrospectiva sobre el centenario de la rebelión de Kronstadt, presentamos un análisis de Andrey Kalyonov, un anarquista de San Petersburgo, que aborda esta importante cuestión. Debido a que muchas de las principales fuentes relacionadas con la revuelta aún no se han traducido del ruso, es importante centrar la investigación sobre la revuelta de Kronstadt en materiales que no están disponibles en inglés.
Traducción de Bryan Gigantino (bryan.gigantino@gmail.com). La ilustración del encabezado es del artista anarquista Clifford Harper, de su clásico Anarchy: A Graphic Guide.
La “Fisonomía Política” de la Kronstadt Rebelde
El centenario de cualquier evento histórico a menudo se convierte en un límite cuando llega el momento de averiguar los detalles. Con respecto al levantamiento de Kronstadt de 1921, esto es especialmente cierto.
El acontecimiento está bien documentado, la mayoría de las fuentes verificadas se han publicado y se conoce por su nombre a más participantes, de los que se conoce en cualquier otro acontecimiento similar ocurrido en esos años. Sin embargo, al mismo tiempo, nuestro conocimiento de este suceso está rodeado en una serie de clichés propagandísticos, que ocultan la esencia viva de lxs actores del levantamiento—tanto de lxs que participaron como de lxs que lo reprimieron.
La guerra de información sobre el suceso ha enterrado la realidad de este. Esto nos obliga a preguntarnos—¿qué proporcionará nuestra época a lxs historiadorxs? ¿Una era en la que no solo importan los hechos, sino también la forma en que estos se reflejan y alcanzan repercusión?
¿Qué Querían lxs Rebeldes de Kronstadt en Marzo de 1921?
Ahora sabemos que la acusación que sostiene que la principal reivindicación de lxs rebeldes de Kronstadt fue “Soviets sin comunistas” no es cierta. Las decisiones y peticiones de las reuniones del Revkom (el Comité Revolucionario Provisional) refutan este error.
En primer lugar, la “Izvestia del Comité Revolucionario Provisional de Marineros, Soldados y Trabajadorxs de Kronstadt” acuñó el lema “Poder para los Soviets, no para los partidos”, que se menciona por primera vez en el número del 7 de marzo.
Es probable que la consigna no fuera popularizada por el propio Revkom, sino por Anatoly Lamanov, un empleado de Izvestiya Revkom, ex presidente del Soviet de Kronstadt, maximalista socialista revolucionario y miembro del Partido Bolchevique al comienzo del levantamiento.
Esto plantea la pregunta—¿cómo deberíamos entender el lema “Poder para los Soviets” después de 70 años de la Unión Soviética? Un gobierno que tenía el “Soviet” en su nombre, pero en el que el concepto mismo de “Poder del Soviet” se ha visto ensombrecido.
¿Cómo entendieron exactamente lxs rebeldes de Kronstadt el poder y el dominio del Soviet en julio de 1917 y marzo de 1921?
Hace un siglo, igual que hoy, prevalecía la opinión de que la sociedad estaba formada por grupos de personas que compartían intereses comunes. En aquel entonces, las dos formas más comunes de definir tales grupos eran como naciones y como clases. Las diferencias entre las ideologías populares de la época, el nacionalismo y el marxismo, derivaban de si priorizaban los intereses nacionales sobre los intereses de clase, o viceversa.
Sin embargo, en Rusia, lxs campesinxs que se movilizaron en 1914 se percibieron más como nativxs de una provincia en particular que como “grandes rusxs”. Los intereses de las naciones y los estados no encontraron un lugar en la cosmovisión de lxs campesinxs—incluso Alemania fue entendida como una provincia, no como una nación. En respuesta a la carnicería que desató el nacionalismo durante los siguientes cuatro años, la gente instruida comenzó a prestar más atención a los intereses de clase que a los nacionales.
En 1917, con la abolición del zarismo en Rusia, surgieron de inmediato dos enfoques para reestructurar la sociedad: un poder tradicional, estructurado verticalmente, basado en las fronteras nacionales, pero ahora con un sistema parlamentario, o la construcción del poder de abajo hacia arriba, con asambleas de gobierno elegidas sobre una base de clase.
Dado que ambos modelos eran democráticos, ambos comenzaron inmediatamente a experimentar la influencia distorsionadora de las formas de organización campesina, en las que la democracia estaba presente, pero se rechazaban las diferencias de opinión. Esto significaba que la discusión de un tema tenía que terminar con una solución consensuada, que siempre era más fácil de lograr por coacción que por persuasión.
En la lucha política de 1917, triunfaron quienes apoyaron el enfoque de clase—quienes declararon la construcción no solo del poder de los Soviets, sino también de la dictadura del proletariado. El líder del partido al frente de esta dictadura expresó su opinión de la siguiente manera:
“De todos es sabido que las masas se dividen en clases…que las clases están, habitualmente y en la mayoría de los casos (por lo menos en los países civilizados modernos), dirigidas por partidos políticos; que los partidos políticos están dirigidos, como regla general, por grupos más o menos estables, integrados por las personas más prestigiosas, influyentes y expertas, elegidas para los cargos de mayor responsabilidad y llamadas líderes”
A principios de 1921, el propio partido gobernante estaba al borde de la escisión, y, muchxs miembros del partido, temían que el RKP (B) [el Partido Comunista de Rusia (bolcheviques)] se hubiera involucrado demasiado en la construcción de una dictadura de líderes del partido, alejándose de la clase en cuyo nombre justificaron la dictadura.
Lxs trabajadorxs que no pertenecían al partido, apreciaron el sistema de consejos electos, pero no simpatizaron con las nuevas restricciones impuestas por la dictadura de partido. En general, se creía que lxs trabajadorxs recibían raciones de alimentos insuficientes y eran obligadxs a trabajar a la fuerza en las empresas. El lema “Las fábricas para lxs trabajadorxs” no impidió que las fábricas se convirtieran en lugares de sometimiento de lxs trabajadorxs. Si bien es cierto que estas medidas eran temporales, en 1921 el régimen llevaba tres años reforzando su control. Aquí estamos hablando de obrerxs.
La relación entre lxs bolcheviques y el campesinado—el grupo social más grande de Rusia en ese momento— tuvo una trayectoria mucho más compleja. A pesar de la estrategia calculada de lxs propagandistas bolcheviques, las acusaciones sobre el debilitamiento de la guarnición de Kronstadt por parte de lxs campesinxs se exageraron enormemente. De las reivindicaciones de lxs rebeldes se desprende claramente que los intereses de lxs campesinxs no estaban entre sus principales preocupaciones.
Considérese el contenido de la fatídica resolución redactada en la reunión celebrada el 1 de marzo de 1921 entre la 1ª y la 2ª brigada naval. Algunos de sus puntos no son consignas, sino que presentan un plan de acción, comenzando por la reivindicación de la reelección de Consejos (Párrafo 1). Al mismo tiempo, este punto puede considerarse también parte de un programa. Los restantes elementos programáticos de la resolución son los siguientes:
- Libertad de expresión y prensa para obrerxs y campesinxs, anarquistas y partidos socialistas de izquierda (párrafos 2 y 13);
- La liberación de presxs políticxs de los partidos socialistas y de los movimientos obreros y campesinos, y revisión de los casos de otrxs presxs (párrafos 5 y 6);
- Abolición de los órganos de control político y formaciones armadas del RKP (B) (párrafos 7 y 10);
- La eliminación de las tropas de barrera (que impedían el transporte de mercancías) y la libertad de producción artesanal, es decir, pasos hacia la libertad de comercio o, como se desprende de los siguientes textos, la libertad de intercambio de bienes (párrafos 8 y 12);
- Igualar las raciones para todxs lxs trabajadorxs (párrafo 9);
- El derecho de lxs campesinxs a disponer libremente de la tierra (párrafo 11).
El Revkom complementó este programa moderado en sus reclamaciones. En un discurso a lxs trabajadorxs ferroviarixs, el Revkom proclamó la libertad de reunión, la libertad de circulación, la libertad de intercambio directo entre obrerxs y campesinxs, la abolición de la pena de muerte y la policía política (“Cierre de la CHEKA”), la disolución del Ejército Obrero (como un tipo de trabajo esclavo), y el “pago a lxs trabajadorxs en oro, no en basura de papel”. El Revkom lo resumió así: “Nuestras reivindicaciones son modestas. Queremos menos libertades de las que teníamos en 1917. Por esto, vamos a morir.”
De modo que lxs rebeldes de Kronstadt mantenían la posición de 1917, proclamando que el poder debería estar en los Soviets de trabajadorxs y campesinxs, que lxs trabajadorxs deberían tener el control de las fábricas y lxs campesinxs el control de la tierra y los cultivos. Al mismo tiempo, pidieron la eliminación de la dictadura de partido, el monopolio bolchevique de la propaganda, la policía política y las nuevas formas de trabajo forzoso. Exigieron la liberación de lxs presxs políticxs y que la libertad de expresión se extendiera a lxs trabajadorxs y campesinxs, los partidos socialistas de izquierda (el mayor de los cuales, en 1921, era el RKP (B)) y lxs anarquistas. No hubo movimientos hacia una Asamblea Constituyente o un gobierno socialista homogéneo. No había reivindicaciones de libre comercio, solo de libre intercambio de los productos del trabajo entre colectivos de trabajadorxs, artesanxs y campesinxs.
¿Qué Objetivos Atribuían lxs Bolcheviques a lxs Rebeldes?
El levantamiento de Kronstadt de marzo de 1921 coincidió con una guerra de información. Esto hizo que las cosas empeoraran. Mientras la prensa mundial estaba ocupada reproduciendo rumores y especulaciones sobre los acontecimientos, en la propia Rusia bolchevique había comenzado una nueva campaña de propaganda. Constantemente se celebraban reuniones y circulaban informes, resoluciones, proclamas y carteles para imponer una interpretación particular de los hechos de acuerdo con los intereses del nuevo estado bolchevique. Lxs rebeldes publicaron un periódico, intentaron distribuir proclamas y panfletos fuera de la isla e hicieron retransmisiones de radio periódicas. Lxs Bolcheviques intentaron bloquear los mensajes de radio de Kronstadt con la estación de radio de New Holland, aunque sin mucho éxito.
La interpretación bolchevique de lo ocurrido en Kronstadt el 1 de marzo se basó en gran medida en un mensaje del gobierno fechado el 2 de marzo, firmado por Lenin, presidente del Consejo de Trabajo y Defensa, y Trotsky, presidente del Consejo Militar Revolucionario de la República, que examinaremos ahora en detalle.
El informe comienza, curiosamente, no con los acontecimientos en la isla, sino con una referencia a un artículo del 13 de febrero del periódico parisino Le Matin que informa (de manera inexacta) sobre los disturbios en Kronstadt. El comunicado afirmaba:
“En Kronstadt y Petrogrado, aparecieron panfletos de los Guardias Blancos. Durante los arrestos, se detuvo a conocidxs espías.”
La intención era sugerir que los hechos fueron preparados por agentes extranjeros. El comunicado continuaba:
“El 28 de febrero, comenzaron los disturbios en Kronstadt en el barco ‘Petropavlovsk’. Se adoptó la Resolución de las Centurias Negras Revolucionarias.”
Esto retrata a las fuerzas involucradas como una alianza que une a fuerzas antibolcheviques incluyendo tanto a las Centurias Negras de extrema derecha como a lxs Socialistas Revolucionarixs.
El informé pasaba a analizar como
“Después apareció en escena el grupo del antiguo general Kozlovzky. Él y tres de sus oficiales, cuyos nombres nos son todavía desconocidos, han asumido abiertamente la dirección de la revuelta. La explicación de los últimos acontecimientos, por tanto, se hace coincidente. Detrás de lxs socialistas revolucionarios; se encuentra de nuevo un general zarista.”
Después del final de la sección descriptiva del informe, seguía una directriz de tres puntos:
1) declarar al antiguo general Kozlovzky y a sus partidarios fuera de la ley; 2) promulgar el estado de guerra en la ciudad y en la provincia de Petrogrado; 3) poner el poder supremo de todo el distrito de Petrogrado en manos del Comité de defensa de Petrogrado
El último paso es característico de lxs bolcheviques durante la guerra civil—bajo la consigna de proteger el poder de los Soviets, en realidad transfirieron el poder del Soviet de diputados electos al comité nombrado por el partido.
Ahora analicemos los tres mensajes uno por uno.
I.
El primer mensaje es sobre un informe periodístico.
El Comisario del Pueblo para Asuntos Militares, León Trotsky, leía regularmente periódicos extranjeros. Fue él quien descubrió la noticia sobre Kronstadt en el número del 13 de febrero de Le Matin. Más tarde incluso él mismo lo mencionó, describiendo el mensaje de la siguiente manera: “… en varios periódicos extranjeros, incluido Le Matin, el informe sobre el levantamiento en Kronstadt apareció a mediados de febrero, es decir, en un momento en que Kronstadt estaba completamente en calma”. Debe tenerse en cuenta que el informe no tenía nada que ver con el levantamiento, solo afirmaba que “…en vista del reciente motín de los marineros de Kronstadt, las autoridades militares bolcheviques están tomando una serie de medidas”, a lo que siguió un dudoso informe sobre “cientos de prisionerxs”. Por supuesto, no hubo cientos de personas arrestadas en febrero, pero hubo razones para escribir sobre el motín. Por ejemplo, en su informe del 10 de diciembre de 1920, el chekista Vladimir Feldman escribía sobre el “descontento” en general. Hay muchas pruebas de que la situación estaba lejos de ser tranquila.
Construir tales cadenas de causalidad es un arma de doble filo. Ya el 24 de febrero, el Comité Ejecutivo del Soviet de Petrogrado había declarado la ley marcial en Petrogrado porque el día anterior una fábrica de tuberías se había declarado en huelga en la isla Vasilyevsky. Las fábricas de Petrogrado habían estado en huelga antes, pero esta vez no solo la isla Vasilyevsky, sino toda la ciudad fue puesta bajo la ley marcial. Cabe preguntarse: ¿la mayor atención de Zinoviev a esta huelga se debió a una astuta previsión de sus consecuencias, o fueron las consecuencias el resultado de las duras acciones del Comité Ejecutivo?
Si nos atenemos a la teoría de la conspiración, podemos llegar a decir que los arrestos de aproximadamente 10.000 residentes de Kronstadt, después de que el Ejército Rojo tomara la fortaleza, fueron preparados por los servicios especiales franceses, ya que previamente se había informado sobre los arrestos en Le Matin.
Así que, Trotsky, según sus propias declaraciones, tras leer en un periódico francés una noticia acerca del “motín” en Kronstadt, como Comisario del Pueblo para asuntos militares y navales, ordenó al mando de la Flota del Báltico que tomara medidas para prevenir el levantamiento. Esta correspondencia no se ha encontrado; se tomaron medidas, como se sabe, pero no las suficientes. Algunxs bolcheviques de alto rango ya tenían un sistema de espionaje muy desarrollado. Por ejemplo, el 9 de marzo de 1921, durante los acontecimientos de Kronstadt, Félix Dzerzhinsky le escribió a Vyacheslav Menzhinsky: “…hoy se interceptó un telegrama de radio en inglés sobre el levantamiento en Odessa.”
Obviamente, Lenin quedó muy impresionado por la noticia de que Le Matin hubiera informado con anterioridad sobre el levantamiento en Kronstadt. Dedicó la mayor parte de su informe del Décimo Congreso sobre los acontecimientos de Kronstadt a discutir esta circunstancia. A pesar del interés expresado por lxs delegadxs ordinarixs, se informó poco sobre Kronstadt en el congreso. Sin embargo, Lenin volvió más tarde al informe de febrero de Le Matin, haciendo una revisión detallada de las últimas publicaciones de la prensa burguesa.
Proporcionaré un breve extracto de esta larga revisión, ya que ilustra la situación en este frente de la guerra de información de la época:
“Desde principios de marzo, toda la prensa de Europa Occidental derrama a diario torrentes de fantásticas noticias sobre insurrecciones en Rusia; una victoria contrarrevolucionaria, la huida de Lenin y Trotsky a Crimea, la bandera blanca sobre el Kremlin, barricadas y ríos de sangre en las calles de Petrogrado y Moscú, multitud de obrerxs que convergen sobre Moscú desde las colinas para derrocar al gobierno soviético; el paso de Budyonny del lado de lxs rebeldes, una victoria contrarrevolucionaria en una serie de ciudades rusas, de las que se citan ya una, ya otra, hasta enumerar casi la mayoría de las capitales de provincias de Rusia.”
Más adelante:
“En Moscú hay algunos grandes hombres de negocios y ellos ya dejaron de creer en esos falsos rumores. Nos relataron que un grupo de ciudadanxs en Norteamérica usó un nuevo método de propaganda en favor de la Rusia Soviética. Dicho grupo reunió las diversas informaciones de los periódicos sobre Rusia los últimos meses—sobre la huida de Lenin y Trotsky, el fusilamiento de Lenin por Trotsky y viceversa— lo publicó en un folleto. No se puede encontrar una mejor forma de popularizar el poder soviético. Día tras día, ellos reunieron información sobre el asesinato de Lenin y Trotsky, y mostraron cuantas veces había sido fusilado o muerto cada uno, tales informes eran repetidos todos los meses. Finalmente, todas estas informaciones fueron reunidas en un folleto y publicadas.”
La historia sobre el folleto pone de manifiesto que la circulación de noticias de ficción no comenzó a principios de marzo, sino que duró al menos varios meses. Esto significa que el informe de febrero sobre los disturbios de Kronstadt no es nada especial teniendo en cuenta el informe sobre el levantamiento de Odessa, sobre la separación de Saratov de Rusia o sobre la bandera blanca sobre el Kremlin.
Sin embargo, no necesariamente todos los informes sobre el levantamiento fueron invención de periodistas extranjerxs. En uno de los primeros números de Izvestiya Revkom, se publicó un informe sobre el levantamiento general en Petrogrado. El periódico probablemente no tuvo una circulación significativa fuera de Kronstadt, pero se sabe que lxs rebeldes utilizaron activamente la estación de radio y, muy probablemente, transmitieron mensajes similares a los publicados en Izvestiya Revkom.
II.
El segundo mensaje es sobre la “Resolución de las Centurias Negras Revolucionarias”.
“SR-Resoluciones Centurias Negras”—esta es la redacción de Zinoviev, contenida en el primer mensaje codificado que informa sobre los sucesos del 28 de febrero en los acorazados “Petropavlovsk” y “Sebastopol” ubicados en Kronstadt. El mensaje cifrado se envió simultáneamente, el 28 de febrero. Podemos suponer con seguridad que Zinoviev no estaba familiarizado con los textos de las resoluciones de “Petropavlovsk” y “Sebastopol” en ese momento. Si los textos de esas resoluciones se hubieran conocido en Petrogrado —entonces o después— y hubieran podido presentarse como Centurias Negras, los bolcheviques los habrían publicado total o parcialmente con sus propios comentarios, como hicieron con otros documentos similares. Esto no sucedió; además, aún no se han encontrado las resoluciones. Esto significa que o bien las resoluciones se perdieron en el curso de otros acontecimientos en la isla, o Zinoviev nunca las vio, o que no se halló en ellas nada que pudiera desacreditar a las tripulaciones de los acorazados a los ojos de lxs obrerxs, campesinxs y soldados del Ejército Rojo y de la Marina Roja.
Ya hemos considerado la verdadera resolución adoptada el 1 de marzo. Puede haber sido demasiado Socialista-Revolucionaria para lxs bolcheviques, pero ciertamente era demasiado Bolchevique para lxs Socialistas-Revolucionarixs. Incluso la libertad de expresión y de prensa se proclamó sólo para los “partidos socialistas de izquierda”; el Partido de los Socialistas Revolucionarios (PSR) fue excluido de esta definición. Por lo que podemos juzgar a tenor de los datos disponibles, sólo participaron en la insurrección individuos socialrevolucionarixs, que no tenían contacto con el resto del PSR y sus representantes.
El PSR se puso en contacto con lxs rebeldes, declarando que sólo podían ofrecer cooperación si el Kronstadt Revkom apoyaba la consigna de convocar una Asamblea Constituyente. El Revkom no estuvo de acuerdo con estas condiciones.
III.
El tercer mensaje es sobre el general Kozlovsky y los “jinetes de oro”.
El informe de que el levantamiento fue presuntamente organizado por un ex general logró el mayor efecto propagandístico.
A principios de marzo el movimiento huelguista en Petrogrado ya estaba remitiendo, y lxs trabajadores de muchas empresas se pusieron a trabajar el 1, 2 de marzo o la mañana del 3 de marzo. Es decir, lo hicieron incluso antes de la publicación del informe del Consejo de Trabajo y Defensa, que denunciaba que el general Kozlovsky era el organizador y líder del levantamiento.
Pero fue esta maniobra propagandística la que tuvo un impacto significativo en el curso posterior de los acontecimientos: en la reducción de las huelgas, en las resoluciones de los colectivos sindicales y en la estabilidad de las unidades de combate. El trabajo político de lxs bolcheviques pronto se centró en este argumento. El llamamiento de la Revtroika de la Flota del Báltico, “A todos los marineros de la Flota del Báltico”, publicado el 5 de marzo, decía:
“¡Lxs alborotadorxs, provocadorxs y agentes de la Entente finalmente se han quitado las máscaras! (…) Habiendo aceptado los servicios de Judas del exteniente general Kozlovsky, tomaron algunos fuertes de la fortaleza de Kronstadt.”
Para darle legitimidad, Revtroika ascendió al general de división Kozlovsky a teniente general.
Pronto, en todas partes comenzaron a adoptarse resoluciones muy similares entre sí—por ejemplo,
“El 13 de marzo, después de escuchar un informe de T. Podpek y otrxs sobre la situación actual, la asamblea de los hombres del Ejército Rojo de la guarnición de Gatchina, junto con miembros de los sindicatos, decide: ‘Expresar nuestro desprecio a lxs traidorxs de la clase obrera del S.-Rev., lxs mencheviques y los generales zaristas, que han involucrado a los engañados marineros de Kronstadt en una aventura criminal y están preparándose para apuñalar por la espalda a la clase obrera de Rusia… “
¿De dónde proceden esas resoluciones? El inicio de muchas de ellas no deja lugar a dudas, las resoluciones se tomaron después del informe del propagandista.
Así, el 15 de marzo el periódico Smena publicó:
“Habiendo escuchado el informe sobre la situación cerca de Kronstadt, nosotrxs, la juventud obrera y campesina, miembros del RKSM, que fuimos llevados al destacamento del regimiento sindical, vimos el malvado juego iniciado por los generales blancos y la manada negra, gracias al que enredaron y atraparon a lxs residentes de Kronstadt y a algunxs trabajadorxs del San Petersburgo Rojo con el cebo socialista-revolucionario-menchevique…”
El 26 de marzo, el periódico Red Baltic Fleet publicó lo siguiente:
“Después de escuchar el informe del jefe de la guarnición, el camarada Romanets, sobre los acontecimientos de Kronstadt, nosotros, los marineros rojos de la Flota del Mar Negro y los soldados del Ejército Rojo de la guarnición de Novorossiysk, prometemos morir por la bandera roja y actuar como uno para luchar contra el protegido de la reacción mundial—el general Kozlovsky…”
El hecho de que hubiera un ex general en la fortaleza, por supuesto, no podía ser desconocido en Petrogrado. Después de que Gromov, el comisario de la fortaleza, se dirigiera a Oranienbaum (aparentemente el 2 de marzo), se conocieron los nombres de otros exoficiales y apareció información fiable de que Kozlovsky apoyó activamente el levantamiento. Solo restaba escribir sobre el papel protagonista de Kozlovsky en el levantamiento, alegando que fue él quien arrestó al comisario de la Flota del Báltico, Nikolai Kuzmin, etc.
Lxs bolcheviques entendieron que la participación de socialrevolucionarixs, mencheviques y anarquistas en la insurrección no desacreditaría la insurrección a los ojos de lxs que no eran miembros del partido. Por esta razón, en sus mensajes hablaban de Centurias Negras, generales, cazadores de oro, espías y terratenientes. Así, el apellido de un miembro del Kronstadt Revkom, Tukin, se utilizó sistemáticamente para evocar asociaciones con la familia de comerciantes de Turkin, que era muy conocida en Kronstadt y Petrogrado.
Un regalo especial para lxs propagandistas bolcheviques fue la llegada a Kronstadt el 8 de marzo, del barón Wilken como representante de la Cruz Roja. El barón Wilken había comandado el acorazado Sebastopol en 1917. La historia de la misión de la Cruz Roja, tan pronto como se conoció en el continente, acumuló de inmediato muchos detalles poco fiables. El argumento de que la ayuda de organizaciones internacionales y extranjeras impone inevitablemente ciertas obligaciones políticas, que fue tan convincente en Rusia a principios de 1921, pronto se convirtió en un inconveniente para lxs bolcheviques, cuando estalló la hambruna en la región del Volga y las organizaciones estadounidenses brindaron ayuda a lxs hambrientxs.
Por supuesto, las mentiras más burdas se difundieron mejor fuera de Kronstadt y Petrogrado. Las resoluciones más indignadas provenían del bien alimentado sur. Algunas de ellas estaban dirigidas a lxs rebeldes. Algunas, especialmente las efectuadas por los marineros del Mar Negro, se reprodujeron en “Petrogradskaya Pravda” y “Red Baltic Fleet”, pero esas no llegaron a lxs rebeldes. Sólo se enviaron a Kronstadt ultimátum y textos similares destinados a intimidar a la gente, como el llamamiento del Comité de Defensa de Petrogrado “Hemos tenido éxito”, que lxs mismos bolcheviques consideraron más tarde como un error político.
Hay un relato interesante—aunque no del todo fiable—sobre la controversia de lxs propagandistas de ambos lados. El 5 de marzo, el comisario Ivan Sladkov del fuerte “Krasnoflotsky” le dijo a Zinoviev que supuestamente había tenido una conversación por radio con el presidente del Revkom, a quien llamó Volin, quien, sin embargo, se dirigió a Sladkov como “Kolka”. Al margen de estas rarezas, la conversación relatada por Sladkov es importante: el comisario Sladkov repitió los puntos propagandísticos sobre el golpe de estado dirigido por los “jinetes dorados”, a los que el opositor de Sladkov contestó insistiendo en que la “Petropavlovsk” era y seguiría siendo una nave roja, que sólo se arrestaba a lxs comunistas que apoyaban la dictadura, que lxs demás trabajaban en sus puestos, que los “jinetes dorados” huían de la fortaleza hacia los bolcheviques, etc.
Hay muchas razones que llevaron a la excepcional actividad propagandística de marzo de 1921: además de la posición estratégica de Kronstadt, estaba la proximidad programática de las partes en conflicto, que creó fluctuaciones dramáticas en las simpatías de las masas y las peculiaridades del momento, que redobló las apuestas en la lucha en curso. El 16 de marzo, en Londres, Leonid Krasin y Robert Horne firmaron el acuerdo comercial británico-soviético. El 18 de marzo, se firmó un tratado de paz en Riga entre la RSFSR [la República Socialista Federativa Soviética de Rusia] y Polonia. Un curso diferente de los acontecimientos en las orillas del “Estanque del Marqués” podría haber afectado al resultado de estas negociaciones. Pero la mayor apuesta fue la del congreso del RKP (B).
El décimo Congreso fue testigo del ataque frontal de Lenin contra la “Oposición Obrera” y lxs partidarixs del centralismo democrático. Fue una lucha por la unidad del RKP (B). Como indicamos anteriormente, las consignas de lxs rebeldes eran muy moderadas, no muy alejadas de las críticas a la dictadura establecida por las facciones del partido conocido como la “Oposición Obrera y lxs “Decistas”. Por eso era necesario presentar la insurrección como una acción radicalmente hostil a lxs bolcheviques y a lxs obrerxs y campesinxs. Solo esto permitió evitar que lxs rebeldes se unieran a la oposición dentro del propio partido gobernante. En resumen, los problemas internos del partido preocupaban al Comité Central más que el levantamiento de una ciudad o condado en particular.
En el congreso, Ivar Smilga dijo:
“Por supuesto, no es tan terrible que, en Kronstadt, Kozlovsky se levantara en un bloque con lxs socialrevolucionarixs de derechas. Yo diría que esta cuestión, que ahora estamos debatiendo, no tiene una influencia decisiva, ya que incluso el hecho de que haya ralentizaciones laborales en las fábricas de Petrogrado es un problema del momento actual. La cuestión que nos interesa ahora es la de la construcción del partido, y en ella el peligro reside en el hecho de que entre nuestrxs camaradas de Kronstadt, lxs comunistas, según las palabras del camarada Trotsky, el 30 por ciento toma parte activa contra nosotrxs, el 40 por ciento toma posiciones neutrales, y solo el resto está luchando contra lxs rebeldes de Kronstadt.”
Los datos sobre la división en la organización de Kronstadt del RKP (B) se aclararon cuando la organización se volvió a inscribir formalmente, pero hubo una división, y hay pruebas suficientes de que se desarrolló incluso antes del levantamiento, de hecho como consecuencia de discusiones internas del partido.
¿Qué Pasó con lxs Bolcheviques en Kronstadt?
¿Cuál fue el destino de la organización bolchevique de Kronstadt en el contexto de la discusión y la insurrección?
La reinscripción de la organización de Kronstadt del RKP (B) en septiembre de 1920 mostró una disminución voluntaria del número total de miembros de un 25-27%. Esta situación todavía podría considerarse relativamente estable; según el informe de Vladimir Feldman del 10 de diciembre, en toda la flota báltica, más del 40% de lxs miembros abandonaron la organización del partido.
Para el 1 de marzo, solo había 2126 miembros del RKP (B) en Kronstadt; 684 de ellxs estaban adscritxs al comité del distrito y 1442 a la Kronpolitotdel (es decir, la mayoría de lxs bolcheviques de Kronstadt estaban en el servicio militar), y también había unxs 500 aspirantes. Apenas había bolcheviques con experiencia prerrevolucionaria. Aproximadamente el 85% de lxs miembros del partido de Kronstadt en las tarjetas de registro figuraban como trabajadorxs y campesinxs, pero en realidad la mayoría eran empleadxs militares y civiles. En otras palabras, eran tan “del pueblo” como la mayoría del partido, y la esencia de la discusión del partido que tuvo lugar a finales de 1920 y principios de 1921 fue precisamente que lxs miembros del partido “del pueblo” comenzaban a perder el contacto con el pueblo del que procedían.
En el décimo Congreso del RKP (B), durante el levantamiento, representantes de la Oposición Obrera hicieron declaraciones muy inquietantes. El líder del grupo, Alexander Shlyapnikov, argumentó que, a pesar del crecimiento del RKP (B), el número de miembros del partido entre lxs trabajadorxs que permanecían en la industria estaba disminuyendo. Según él, entre lxs trabajadorxs del metal de San Petersburgo no había siquiera un 2% de bolcheviques; información más fiable sobre el número de bolcheviques entre lxs trabajadorxs del metal de Moscú fijó la cifra en un 4%.
El delegado Yuri Milonov describió el dilema del partido:
“¿Cómo podemos solucionar este problema? Toda vez que el campesinado no está con nosotrxs, que la clase obrera está bajo la influencia de varios elementos anarquistas pequeñoburgueses, puesto que también tiende a alejarse de nosotrxs, ¿con quién puede contar el Partido Comunista ahora? Aquí tendréis que buscar una salida en dos direcciones. O bien decimos, como dicen algunas personas en las pequeñas poblaciones, que la clase trabajadora no es de fiar en la lucha revolucionaria y política y en la construcción del socialismo—y tal teoría se ha inventado—o debemos decir que es imposible confiar en cualquiera, como ya ha intentado señalar el camarada Osinsky. Resulta una situación absurda: nos encontramos al borde de un precipicio, entre la clase obrera, contagiada de prejuicios pequeñoburgueses, y el campesinado, esencialmente pequeñoburgués; ¿Pero, no es imposible confiar solamente en el Soviet y la burocracia del Partido?”
La “Plataforma de los Diez” leninista y el “grupo amortiguador”1 que se unió a ellxs objetaron que era inaceptable criticar a la dirección del partido y del Estado en tales términos, como se hizo durante la discusión que precedió al congreso. León Trotsky en el congreso citó el “diario del camarada Zinoviev”:
“El poder autocrático y el sistema jerárquico de gestión empresarial que ahora reina en los ferrocarriles y que TSEKTRAN [el Comité Central del Sindicato Unido de Trabajadores del Transporte Ferroviario y Acuático] está instaurando, junto con el NKPS, ‘ojos’ repartidos por toda la empresa, que deberían asustar a lxs trabajadorxs, llevar las riendas desde arriba y alentar a lxs trabajadorxs desde abajo, a veces de la forma más brutal, a obedecer a estas riendas—estos son rasgos característicos del período manufacturero.”
El resultado quedó resumido en la resolución del congreso “Sobre la unidad del Partido”. Para evitar las críticas al RKP (B) desde fuera, el congreso decidió no eliminar los hechos que provocaron las críticas, sino limitar la crítica interna. La “Oposición Obrera” fue señalada en la resolución “Sobre el sesgo sindicalista y anarquista en nuestro partido”.
De una forma u otra, el renacimiento y reorganización del RKP (B) y su crítica por parte de la oposición provocaron una escisión en la organización bolchevique en Kronstadt. Como hemos visto, no era tan obrero-campesina como decía, pero la tasa de alfabetización de lxs miembros del partido era relativamente alta. Tampoco fueron compañerxs de viaje indiferentes, despreocupadxs por la situación del país y el partido. Por el contrario, lxs bolcheviques de Kronstadt participaron activamente en la discusión—no mediante teorizaciones abstractas, sino considerando a cada individuo, considerando cuál de lxs camaradas mostraba aspiraciones burguesas y de qué manera, contando las sillas en las habitaciones de sus colegas y los vestidos de sus esposas. Durante la discusión sobre la relación entre “arriba y abajo”, lxs habitantes de Kronstadt que no formaban parte del partido, que tampoco eran una masa gris inconsciente, fueron arrastradxs a la discusión. El chekista Feldman señaló que una de las razones del descontento del pueblo báltico con el trabajo político era “la sed de aprender, de adquirir conocimientos … especialmente entre los marineros”.
Mientras que el “diario del camarada Zinoviev”, que estaba subordinado a lxs bolcheviques de Kronstadt adscritxs al comité de distrito, denunciaba el “poder autocrático” de TSEKTRAN, la mayor parte de la organización adscrita a la Kronpolitotdel estaba subordinada al comisario de la Flota del Báltico, Nikolai Kuzmin, que ya había adquirido la apariencia de un “caballero gordo y bien arreglado” y era recordado por gritar “No permitiré que se diluya el comité”.
Durante el levantamiento, la división se convirtió en un hecho. La Oficina Provisional de la Organización de Kronstadt del RKP funcionaba desde el 2 de marzo y estaba integrada por Yakov Ilyin, Anton Kabanov y el presidente del Sindicato de Trabajadorxs del Metal, Fyodor Pervushin. El 3 de marzo, pidieron a lxs comunistas que permanecieran en sus puestos y cooperaran con el Revkom. Durante el período del 2 al 5 de marzo, todxs lxs bolcheviques que declararon su no reconocimiento del Revkom y no abandonaron la isla, fueron arrestadxs por lxs rebeldes; algunxs fueron encarceladxs en la Prisión de Investigaciones, otrxs bajo arresto domiciliario. Como consecuencia, durante casi toda la duración del levantamiento, dos burós del Partido Comunista funcionaron en la fortaleza. Lxs miembros del antiguo buró continuaron llamándose bolcheviques y fueron recluidxs en la Prisión de Investigaciones, mientras que lxs miembros del Buró Provisional apoyaban la insurrección.
Lxs prisionerxs recluidxs en la Prisión de Investigaciones fueron liberadxs durante las batallas en las calles de la fortaleza a mediados de marzo (cuando el Ejército Rojo recuperó Kronstadt), mientras que el Buró Provisional fue arrestado. Obsérvese que lxs miembros del Buró Provisional no abandonaron la isla, como lo hicieron la mayoría de lxs miembros del Revkom. Lxs chekistas se centraron en la investigación contra el Buró Provisional en un caso separado, que involucraba a 14 personas. Durante la investigación, lxs miembros del Buró Provisional afirmaron que se guiaban por planes tácticos destinados a mantener libres al mayor número posible de comunistas y conspirar contra el Revkom. El investigador Kordovsky, en cambio, creía que el llamamiento del Buró Provisional “cambió todo el curso de la rebelión y paralizó todo el trabajo clandestino”. La troika estuvo de acuerdo con los argumentos del investigador, sentenciando a muerte por fusilamiento a seis personas, entre ellas Ilyin, Kabanov y Pervushin, y sentenciando a lxs ocho comunistas restantes, de lxs que no se probó que hubieran realizado acciones concretas, a cinco años de servicio comunitario en libertad condicional.
La mayor parte de lxs comunistas eligió abandonar el partido durante el levantamiento, y esto se hizo, por regla general, de manera demostrativa. Según el informe proporcionado por el representante especial Semyon Agranov al Presidium del VCK: “Durante el motín, el Revkom y la oficina editorial recibieron de 800 a 900 solicitudes de baja del RCP”. En otras palabras, entre el 37,6% y el 42,3% de lxs miembros de la organización presentaron solicitudes de renuncia. Cuando se reorganizó el Partido, se creía que durante el levantamiento 497 personas (23,4%) habían abandonado voluntariamente el RKP (B).
Al volver a inscribirse después de la represión del levantamiento, 734 personas (34,5%) fueron restituidas a la RKP (B). De ellas, 95 estaban fuera de la fortaleza a principios de marzo, 167 salieron de la isla y participaron en la represión del levantamiento, 327 fueron arrestadas por lxs rebeldes y 135 permanecieron en Kronstadt, pero no tomaron parte por ningún bando durante los acontecimientos. Además, 211 personas fueron excluidas del PCR (B) en el momento de la reinscripción, y 137 personas no aprobaron la reinscripción.
La investigación no logró establecer los hechos relacionados con las actividades de los grupos políticos organizados en Kronstadt. Solo había mencheviques, maximalistas y anarquistas a título individual, entre comunistas y multitud de personas sin afiliación a partidos. Según los materiales de investigación, Anatoly Lamanov escribió una declaración para Izvestiya Revkom el 4 de marzo sobre dejar el RKP (B) y unirse a la Unión de SR-Maximalistas, pero no se desprende de ello que esta Unión estuviera activa en la fortaleza de Kronstadt. Durante los interrogatorios, un miembro del Revkom, Vladislav Valk, insistió en que se consideraba un menchevique internacionalista, pero negó la existencia de una célula menchevique en Kronstadt.
Incluso si no hubiera grupos de socialistas o anarquistas, aún debe entenderse que las estructuras partidistas más numerosas y organizadas de cualquier tipo en la fortaleza rebelde eran organizaciones de comunistas, una de las cuales apoyaba el levantamiento, la otra estaba arrestada.
Por lo tanto, contrariamente a la opinión establecida, el levantamiento de Kronstadt debe considerarse un levantamiento de comunistas de la oposición y de no pertenecientes al partido, que apoyaron el programa del poder del Soviet, pero se opusieron a la dictadura del partido. Este levantamiento fue una continuación directa de la “República de Kronstadt” de 1917, y el programa de lxs rebeldes se remonta directamente a las reivindicaciones de julio de 1917.
Otras lecturas
Nuestro resumen, El levantamiento de Kronstadt: una visión desde dentro de la revuelta, incluye una lista completa de lectura sobre la revuelta.
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Según la versión de las Obras completas de Lenin publicada en Moscú en 1965, El grupo amortiguador tomó forma durante la discusión sindical en 1920-21. Estaba dirigido por NI Bukharin e incluía a Y. Larin, YA Preobrazhensky, LP Serebryakov, GY Sokolnikov, VN Yakovleva y otros. Intentaron reconciliar las diferencias entre las opiniones de Lenin y Trotsky, actuando como un “amortiguador” en los desacuerdos sobre la cuestión del papel y las tareas de los sindicatos. De hecho, Bukharin atacó a Lenin y defendió a Trotsky. ↩